París, 1919: "Los jugadores" recrea la Conferencia de Paz que siguió a la I Guerra Mundial (La Gaceta de Salamanca)

07 de diciembre de 2015

(JAVIER SÁNCHEZ ZAPATERO) Concebida como una novela de “vidas cruzadas”, Los jugadores narra las peripecias de una serie de personajes reunidos en París durante la celebración de la Conferencia de Paz celebrada después del final de la Guerra Mundial. Figuras históricas como Keynes, Wilson o Clemenceau se entrelazan con seres ficcionales, recreando así el ambiente vivido en la capital gala a finales de la década de 1910, marcado por la presencia de espías, diplomáticos, periodistas, políticos o excombatientes cuyos destinos se cruzarán en la investigación de una serie de asesinatos.

No obstante, la trama detectivesca queda relegada a un segundo plano, evidenciando con ello que al autor le interesa más la dimensión histórica que la meramente policiaca.

Huyendo del detallismo y de las ansias de didactismo de la novela histórica tradicional, la obra logra trazar un verosímil y muy efectivo retrato de un periodo caracterizado por la tensión y la incertidumbre que terminaría por trastocar todo el orden mundial. De hecho, las consecuencias de lo decidido en París en aquellos días no solo influyeron en el desarrollo de los acontecimientos en los años siguientes, sino en todo el siglo XX. De ahí que uno de los grandes valores de la novela sea su capacidad para interpretarse como proyección de los problemas del presente, y más en un momento como el actual en el que tanto se habla de la necesidad de configurar una verdadera identidad europea. El hecho de situar la acción de la historia en el año 1919 hace de Los jugadores todo un hito novedoso en el panorama narrativo nacional, en el que la rememoración del pasado suele llevar a los autores a los años de la Guerra Civil o a épocas remotas. Salvo puntuales excepciones, no ha habido en la literatura española de los últimos años una especial preocupación por abordar una época fascinante en la que el mundo cambió para siempre y en la que España, a pesar de lo que la visión tópica parece imponer, tuvo especial relevancia. No en vano, uno de los temas que aborda la obra es el de los efectos que la I Guerra Mundial tuvo para nuestro país, que gracias a su neutralidad se convirtió en uno de los principales exportadores de las naciones en lid, proporcionándoles todo tipo de productos y materias primas.

Entre la galería de personajes que aparecen en la novela hay varios españoles –reporteros, especuladores, empleados gubernamentales, etc.-, que ponen de manifiesto de forma paradigmática cómo el país solo no vivió de espaldas a la guerra y a la historia en aquellos años, sino que tuvo un gran interés en ellos. Estupenda novela, de lectura amena e interesante, Los jugadores está muy bien escrita, con un estilo pulcro y conciso caracterizado por su precisión. Quizá por su formación profesional y académica como traductor, Fortea emplea siempre la palabra adecuada, con el matiz apropiado, como si de un alquimista en busca de la aleación perfecta se tratase. Toda la novela, de hecho, respira, más allá de atracción por una época fascinante, respeto por el buen uso del lenguaje, demostrando que en literatura, casi siempre, importa más el cómo que el qué.

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