El rey Cophetua (Julien Gracq)

11 de octubre de 2010
Hoy sale a la venta El rey Cophetua, de Julien Gracq, nouvelle en la que el célebre autor de En el castillo de Argol y El mar de las Sirtes retrata un encuentro entre dos desconocidos rodeado de mitos sajones y espera.
CONTRACUBIERTA:

«Cuando rememoro la época en que se acababa mi juventud, nada me parece más opresivo, más perturbador, que el recuerdo de los meses en que maduraba, sin comprenderlo aún, la resolución de la guerra de 1914…»

El protagonista de El rey Cophetua, un soldado sin nombre que resultó herido en la Batalla de Flandes, inicia El rey Cophetua al rememorar el otoño de 1917 en Francia, justo antes de que la guerra llegase a su final. Es el día de Todos los Santos. Mientras el personaje viaja desde París a Braye-la-Forêt para visitar a Nueil, un viejo amigo, evoca todos sus recuerdos de la guerra, los bombardeos y el dolor. Entretanto, piensa en su amigo: se pregunta por qué lo habrá llamado y, al mismo tiempo, desea verlo. Pero cuando finalmente llega a la villa de Nueil, este no está. En su lugar lo recibe una doncella, también sin nombre.

Entre esos dos desconocidos prácticamente anónimos tiene lugar un encuentro (retratado por  André Delvaux en su película Rendez-vous à Bray) que, más que por el presente y el futuro, se preocupa por el pasado, por revivir, mediante un plano intemporal donde sólo quedan sombras, el momento que «marcó el fin de su juventud».

CRÍTICA
:

«No le dieron el Premio Nobel porque lo hubiera rechazado». El País. «Gracq es uno de los escritores más estimulantes, originales e imaginativos de la literatura francesa contemporánea». The New York Times Book Review. «Los textos de Gracq brillan en la penumbra literaria como esos “hermosos buques fantasmas” que evocaba Claude Roy. La lectura de Gracq es una experiencia incomparable». Libération. «Como Novalis, de quien se sentía muy próximo, Gracq concebía una realidad más vasta, aunque sin fisuras, y abierta a todos los horizontes». Le Monde. «Nada le importaban los oropeles porque brillaba siendo única y exclusivamente lo que era: Julien Gracq, escritor francés». Le Figaro. «Julien Gracq desarrolló a lo largo de toda su obra una novelística del hábito, de los paisajes y “excursiones” interiores y exteriores». Mathieu Lindon. «Julien Gracq no es tan sólo el mejor paisajista de nuestra literatura —más preciso que Chateaubriand, más musical que Stendhal, más sensual que Proust—, es también uno de los escritores contemporáneos que transmite con más intensidad a sus lectores la energía, la viveza (...), es decir, lo que él mismo denominaba “la melodía de la vida”». Télérama.

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