«Madre, devuélveme mis tinieblas, apaga esas luces que adulteran mi noche».
Un joven marqués explota a los campesinos de sus tierras para costearse el juego y otros vicios. Cuando ha dilapidado su fortuna y ya no le queda ni la posibilidad de recuperarla mediante un matrimonio de conveniencia, un hechizo lo convertirá en otra persona y lo obligará a sufrir las tristes circunstancias de sus peones. Será entonces, al vivir la pobreza en las tierras de Castilla y también la magia de un gran amor, cuando experimentará una auténtica transformación.
El caballero encantado es una de las últimas novelas de Galdós y quizá la más moderna, donde el autor profundiza en la decadencia de España introduciendo un elemento fantástico muy innovador y con claros ecos cervantinos.
Benito Pérez Galdós nació en Gran Canaria en 1843. Con veinte años viajó por Europa como corresponsal y a la vuelta tradujo a Dickens a partir de las ediciones francesas. En 1873 empezó a publicar los Episodios Nacionales, obra que le granjeó una inmensa popularidad y que continuaría escribiendo a lo largo de cinco series y a la par que novelas como Fortunata y Jacinta (1887), Miau (1888), Tristana (1892), Misericordia (1897), El abuelo (1897), Casandra (1905), El caballero encantado (1909; Nocturna, 2024) y La razón de la sinrazón (1915). En 1897 fue nombrado miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Colaboró con diversos medios de comunicación y perteneció al Partido Progresista de Sagasta, al Partido Republicano y a la Conjunción Republicano-Socialista (con este último, fue diputado en las Cortes en las legislaturas de 1907 y 1910). En 1912 fue propuesto para el Premio Nobel de Literatura y un año después se quedó ciego. Murió en Madrid en 1920.