Joe Hill: "Si algo te hace reír o tener miedo, estás ante el embrión de una buena historia" (Jot Down)

21 de julio de 2017

(BÁRBARA AYUSO) Joe Hill (Maine, 1972) luce como un adulto. Saluda educadamente, sonríe sin estridencias y estrecha la mano como si lo fuera. Hasta que localiza sobre la mesa un ejemplar de la Jot Down 11, dedicada al miedo. Entonces se abalanza sobre ella y deja de prestar atención a su alrededor. Olisquea las páginas, desliza los dedos sobre las ilustraciones y boquea como un pez al percatarse de que James Ellroy es uno de los entrevistados (...). Lo que no era más que un gesto de cortesía habitual ha resultado toda una revelación: con su camiseta de Ray Bradbury, Joe Hill sigue siendo aquel niño al que Stephen King dedicó El Resplandor...

El chico fascinado por el terror y los cómics, que tenía tantas ansias como miedo de seguir la estela de sus padres. Permaneció en la sombra bastantes años, a salvo de las comparaciones y sospechas de nepotismo. Se borró el apellido, y más o menos funcionó. Pero en eso también repitió la historia paterna: acabaron pillándole.

Joseph Hillstrom King es el hijo de Stephen King, pero sobre todo es Joe Hill, novelista, autor de cómics y Premio Eisner. Un tipo que regala una risa similar a una botella de champán: primero, se descorcha con una carcajada seca y gutural. Después, se rinde a un borboteo contagioso que rezuma honestidad. Es él mismo quien descubre su otra identidad: «Aquí soy Pepe Colina». Charlamos con él con motivo de su participación en el Festival Celsius232 que se celebra en Avilés, con el apoyo del Espacio Fundación Telefónica.

Hay dos preguntas que siempre le hacen a tu padre, de una manera casi obsesiva —«¿De dónde sacas esas ideas?» y «¿No te asustas a ti mismo?»— hasta tal punto que él mismo parodia la situación en relatos como «El virus de la carretera viaja hacia el norte»Se toma con humor llevar más de cuarenta años contestando lo mismo…

Sí, se lo toma con mucho humor. En esas situaciones la broma que más le gusta hacer se la robó a Robert Bloch:«La gente piensa que debo ser una persona muy extraña. No es correcto. Tengo el corazón de un niño… Está en un frasco de vidrio en mi escritorio», dice. Esa es la respuesta clásica desde… ¿hace cincuenta años, probablemente?

Pero ¿y a ti? ¿Cuáles son las preguntas típicas tópicas que te hacen siempre? ¿Se parecen a esas?

Es una dura pregunta para empezar, porque yo nunca me he hecho esta pregunta a mí mismo. Realmente no lo sé. Tengo una imaginación de cómic, crecí leyendo cinco cómics al día. Mi padre tenía esos de terror de los cincuenta, Tales From the Crypt —que después adaptaron maravillosamente en HBO y eran tan horrible, tan gore, tan oscuros y perturbadores, les divertía tanto asustar a la gente… El Gobierno americano incluso amenazó con perseguirlos y penalizarlos, aunque al final no fueron tan lejos. Los leí en una edad muy impresionable. Creo que de ellos saqué la inspiración de lo que quería hacer, los leía y releía, y seguía dando vueltas a las historias en mi cabeza durante días. Definitivamente influyeron en mi manera de escribir. No es en absoluto accidental que mi primer éxito como escritor fue con los cómic de Marvel, antes de que fuera novelista, o tuviera cualquier tipo de fama. Mi gran triunfo fue escribir trece páginas de Spider-Man para Marvel.

¿Basado en las historias que os contaba tu padre sobre Spider-Man antes de dormir?

[Risas] Sí, eso lo hacía sobre todo cuando estábamos de vacaciones. Jay Leno tiene una broma sobre ello: «Stephen King les dice a sus hijos “Ey, niños, ¿queréis que os cuente una historia para iros a la cama?” Y los niños contestan “noooo”» [Risas]. Es una broma graciosa, pero en realidad no es cierta. Todos amábamos las historias que nos contaba mi padre cuando nos metía en la cama, y utilizaba a Spider-Man porque era nuestro personaje favorito y entendió que no podía matarle. Si le amenazaba con la muerte sabíamos que no había nada que temer, porque irremediablemente iba a sobrevivir. Así que, en lugar de eso, creaba suspense haciendo que Spider-Man se humillase de mil formas distintas. Recuerdo que en una de esas historias Spider-Man engullía una comida terrible, un perrito caliente en mal estado o algo así, y le hacía daño al estómago, tenía retortijones. Pero claro, era Spider-Man, así que acababa metido en una lucha contra algún villano, que le daba puñetazos en el estómago y él se retorcía de dolor… hasta que se cagaba dentro del traje. Y yo y mi hermana gritábamos «Noooooo», incapaces de creer el horror absoluto que suponía ver a Spider-Man cagándose dentro del traje. Veinticinco o treinta años después de eso escribí mi propia historia para Marvel, y no es ni de lejos tan buena como aquellas. Si alguna vez tengo la oportunidad, otra oportunidad, de escribir una historia de Spider-Man, lo primero que haré es que se cague dentro del traje. Definitivamente.

Toda una declaración de intenciones.

Lo es. Si Marvel me contrata de nuevo y me deja, lo haré. Si no me deja que incluya eso, no escribiré el cómic.

¿Y qué harás con los personajes femeninos?

Con Mary Jane… Déjame decir algo primero: vosotros aún no la habéis visto, pero al mismo tiempo que estamos haciendo esta entrevista, Spider-Man Homecoming se ha estrenado en Estados Unidos. Y una de las cosas que más me han sorprendido de este nuevo Spider-Man es lo geniales que son los personajes femeninos. Este ha sido un año muy bueno, quizá un par de años, para la representación de la mujer en la ciencia ficción. Tenemos a Rey en Star Wars, Furiosa en Mad Max, Jyn Erso en Rogue One… Y Wonder Woman es posiblemente una de las mejores películas de superhéroes, y eso que hemos tenido fantásticas historias de superhéroes. Pero de todas formas, yo fundamentalmente escribo ficción de terror, cosas de miedo. Y este campo nunca ha tenido problemas creando personajes de mujeres fuertes, es una cuestión de la ciencia ficción y de ciertos tipos de fantasía. Como alguien señaló, hablando sobre esto, ni El Hobbit ni los tres libros de El señor de los anillos tienen ni un solo personaje femenino, y en el caso de que lo haya, solo existían para complementar la historia de los personajes masculinos. El terror habitualmente sí tiene personajes femeninos que son la clave para la historia, y eso se remonta… a hace muchísimo. Shirley Jackson escribió The haunting of hill house en los cuarenta, con mujeres teniendo el papel clave de la historia…

Sí, pero hay algo curioso, por ejemplo, en tu libro. Juzgándolo por la portada y el título en inglés (The Fireman) invita a pensar que el protagonista es un hombre. Pero luego no es así: la verdadera protagonista de la historia es Harper. ¿La confusión es algo intencionado?

[Uhmmm] Es cierto. Pero en España, por ejemplo, el título es diferente, es Fuego, que a mí me parece más ajustado.

- El resto de la entrevista, aquí.