"Viaje a la costa" en La dolce vita. Cuentos de agosto (ABC)

27 de agosto de 2016

(FERNANDO R. LAFUENTE) «Estaba preparando el relleno de sésamo negro molido y azúcar y me disponía a hacer shiratama, unas bolitas de masa de arroz rellenas de pasta dulce. Entonces, sin saber por qué, alcé la vista y me encontré con mi marido Yusuke de pie en la penumbra del fondo, tras el mueble-bar». 

Un arranque sin mayor mérito. Una escena cotidiana, con el agua hirviendo, la pasta negra con la masa, las bolitas dentro, para la joven y enamorada Mizuki. Sólo con un hecho nada cotidiano. Yusuke había desaparecido hacía ya tres años. 

Al principio Mizuki pensó que la esperanza que había mantenido durante todo ese tiempo se había cumplido, su marido, estaba vivo, había regresado y, como temía, no había comenzado una nueva vida con otra mujer en algún lugar lejano. Pero pronto la satisfacción se convirtió en asombro. Yusuke le confiesa que está muerto. Que ha tardado tres años en volver. Mizuki le pregunta dónde ha estado todo este tiempo. Yusuke sólo le confiesa que el camino ha sido muy largo, que no es el primer muerto que hace algo parecido. Esta novela breve y deslumbrante se titula «Viaje a la costa», está escrita por Kazumi Yumoto y es una historia de fantasmas, en la gran tradición de la literatura y la cinematografía japonesa. «-¿Adónde vamos?/-Lejos./¿Va a ser un viaje largo?/Sí/¿Cuántos días, más o menos?/No lo sé». No es ningún sueño. Su marido está junto a ella. 

Emprenderán un viaje hacia la costa donde el misterio encontrará su respuesta. Lo fascinante de la narración de Yumoto es la concisión, la apertura de un espacio en el que el sueño, la ficción, el anhelo y el desasosiego traspasan tan inquietante historia. La muerte es un tránsito y la memoria, un testimonio fatal del destino. Hay una realidad paralela poblada de muertos y fantasmas, que regresan. Otra vida en la que es posible recuperar el tiempo perdido. Ojalá fuera cierto y como Mizuki y Yusuke los últimos tramos fueran también los primeros. Espléndida en su sencillez, en su trama, en el perfil sentimental de los personajes, en la inquietante pregunta que queda al cerrar el libro para asombro y goce del lector. 

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