De lectores y lecturas: Irina C. Salabert (El Corte Inglés)

21 de julio de 2015

(DIEGO MOLDES) Entrevistamos a Irina C. Salabert, la Directora Editorial de Nocturna, una joven editorial que se va abriendo paso en el mercado en español.

Entrevistamos a Irina C. Salabert, directora de Nocturna Ediciones y que continúa siendo, creemos, la editora más joven de España. Pero lejos de las etiquetas, Irina es mucho más que una joven emprendedora, es una editora de primer nivel, con criterio propio y una línea de trabajo muy clara.

Libros El Corte Inglés: Nuestra enhorabuena por tu editorial, un soplo de aire fresco en el panorama editorial de estos últimos años. ¿Cómo y cuándo te hiciste adicta a la lectura y cuáles son tus primeros recuerdos con los libros?

Irina C. Salabert: ¡Muchas gracias! Mis recuerdos iniciales son de muy pequeña porque mi madre me enseñó a leer antes de ir al colegio, así que siempre andaba con algún libro en las manos. Mis libros de infancia son los de El pequeño Nicolás, Roald Dahl, Carroll, Barrie, Lois Lowry, Elena Fortún, P. L. Travers y su Mary Poppins, Michael Ende, los cuentos de hadas… Y creo que el libro que más veces leí de pequeña fue La isla del tesoro. También me encantaban los cómics (o tebeos, vaya), en especial Tintín (que sigo releyendo), Lucky Luke, Astérix, los Mortadelo… Y luego, por supuesto, llegaron otros libros como Harry Potter y La materia oscura, de Philip Pullman.

L.ECI: Abuelo traductor y madre escritora, parecías destinada al mundo del libro. ¿Cómo decidiste convertirte en editora?

I.C.S.: Bueno…, yo colecciono ediciones de Alicia y, en general, de la obra de Lewis Carroll. Un día estaba releyendo The Russian Journal y justo encontré su traducción al español en una de las estanterías de la casa (cosa que sucede a menudo cuando tu biblioteca es un verdadero caos). Recuerdo que Luis y yo comentamos que la edición española de Mascarón se parecía al bolsillo de Alianza y ello nos llevó a hablar de los libros que publicaríamos si fuéramos editores. Y entonces nos dijimos: ¿y por qué no lo somos? Así que en 2008 creamos Nocturna y en 2009 la inauguramos oficialmente con Diario de un viaje a Rusia.

L.ECI:¿Tienes estudios relacionados con el sector editorial o eres de formación autodidacta?

I.C.S.: He ido aprendiendo al trabajar. Cuando creamos Nocturna yo tenía dieciocho años, así que empecé casi a la par a hacer informes de lectura del inglés para otros sellos y, algo después, correcciones…, lo que básicamente equivale a decir que comencé sin tener apenas idea de nada, por mucho que conociera el mundo editorial desde dentro por mi familia y algunos amigos. Por el contrario, mi compañera Paula, que se vino en 2014 a hacer prácticas con nosotros y se quedó de editora, había hecho un máster y llegó preparadísima. La moraleja: es preferible prepararse antes y no hacer el loco. ¡A menos que uno no pueda evitar esto último, claro!

L.ECI: Veo en vuestros libros que hay, a grandes rasgos, tres tipos de autores en Nocturna: los clásicos decimonónicos (Dickens, Carroll, Dumas), algunos grandes autores del siglo XX (Julien Gracq y Eduard von Keyserling) y literatura actual del siglo XXI (Daniel Kehlmann), de tipo juvenil (con James Dashner y su exitosa trilogía de El corredor del laberinto, llevada al cine). ¿Cómo conviven  entre ellos?

I.C.S.: Desde un primer momento asumimos que, si queríamos que Nocturna saliera adelante, necesitábamos algo que nos diferenciase del resto de sellos pequeños que publican una literatura de calidad, en ocasiones minoritaria, y ese algo tenía que entrañar un aspecto comercial. Yo siempre he sido una lectora bastante ecléctica y desordenada; un día puedo leer a Andréyev y, al día siguiente, a Susanna Clarke. Si bien hay editoriales medianas, como Salamandra y Siruela, que cuentan con una colección juvenil, en las pequeñas tiende a ser lo uno o lo otro. Así que nosotros optamos por embarcarnos en ambas líneas.

Mucha gente desdeña la literatura juvenil sin darse cuenta de que, en la mayoría de los casos, la única forma de que seas un buen lector de adulto es habiendo leído de joven, ya sea a Lewis Carroll o James Dashner. Para crear lectores, a los adolescentes que no han leído nunca voluntariamente tienes que seducirles con el libro adecuado y luego pasar a otros, porque, por maravilloso que sea don Quijote, no van a entender a Cervantes si antes no han leído nada. Por tanto, concibo Nocturna como un puente para lectores diversos en el que no importan ni la edad ni la temática.

L.ECI: Descríbenos en pocas palabras la línea editorial de Nocturna y cuáles son los criterios. Creo que hay tres colecciones: Vidas Contadas, Noches Blancas y Literatura Mágica.

I.C.S.: Exacto, aunque lo cierto es que de Vidas Contadas, que se centra en textos biográficos, en este momento no estamos sacando nada para concentrarnos más en la ficción. Y sobre eso precisamente versa Noches Blancas: narrativa literaria (ahora exclusivamente novelas) de entre los siglos XIX y XXI.  En cuanto a Literatura Mágica, se dedica a la edición de novelas juveniles independientemente de la temática.

Para el año que viene estamos preparando una nueva colección… Pero no, ¡he prometido no decir nada todavía!

L.ECI: ¿Qué simboliza el logotipo del gato negro en Nocturna?

I.C.S.: Tanto el nombre como el logo representan el tópico de que los lectores son gente de hábitos nocturnos, más que dispuesta a trasnochar para leer, y a la que con frecuencia le encantan los gatos.

L.ECI: ¿Cómo es la relación entre tu faceta de lectora y la faceta de editora?

I.C.S.: ¡Se pelean constantemente! Cuando estoy leyendo por placer, no puedo evitar fijarme en líneas huérfanas, varias particiones seguidas… Y, cuando leo por trabajo, estoy tan alerta que o no disfruto nada o empiezo a dar saltos por la casa ante el deseo de publicar lo que estoy leyendo. Pero lo que más me ha costado comprender desde que empezamos con Nocturna es que no porque adore un libro puedo publicarlo. Es muy difícil separar ambas facetas a la hora de decidir si editar algo o no.

L.ECI: ¿Cuántas personas trabajáis en Nocturna y cómo os repartís el trabajo?

I.C.S.: Somos tres editores: Paula González-Laganá, Luis de la Peña y yo; tenemos a un maquetador, Ángel Sanz, que se encarga de la composición de las cubiertas y los interiores, y a un responsable de prensa, Lorenzo Rodríguez Garrido.

En cuanto a las funciones de los editores, hay una serie de tareas que todos realizamos, como corregir, tratar con los autores o leer manuscritos en español, pero luego nos dividimos otras: Paula es responsable de la comunicación con blogs/páginas web y de organizar presentaciones o actividades; Luis, de las cuestiones contables (¡lo peor!) y del trato con la imprenta y la distribuidora; y yo, de la compra de derechos de autor (con agentes o editores extranjeros) y de las imágenes para las cubiertas. De todos modos, lo maravilloso de ser editor independiente es que al final todos hacemos de todo, de manera que tu trabajo de un día nunca es igual que el del día anterior y aprendes a desenvolverte en muchos campos.

L.ECI: Has incorporado a autores en lengua española: el peruano Jorge Eduardo Benavides, españoles como José María Merino, José María García López, Federico Volpini y el joven Martín Sotelo. Háblanos de ellos.

I.C.S.: Pese a que es innegable que nuestra línea cuenta con muchas más traducciones que textos escritos en español, siempre hemos tenido claro que queríamos publicar independientemente de la procedencia del autor. Y no nos importa que estén consagrados, como José María Merino, o sean noveles, como en el caso de Martín Sotelo.

Este otoño publicamos Sueños de piedra, una novela juvenil de Iria G. Parente y Selene M. Pascual, dos chicas españolas muy jóvenes y talentosas cuya primera novela ya quedó seleccionada por Babelia en la lista de las mejores lecturas juveniles de 2014, y Los jugadores, de Carlos Fortea, que además de novelista es traductor del alemán (entre otros, de Alfred Döblin, Stefan Zweig y Eduard von Keyserling).

L.ECI: ¿Cómo es en tu caso el proceso editorial, desde que decides editar un libro hasta su publicación?

I.C.S.: Te pondré el ejemplo de uno de nuestros lanzamientos de otoño: la novela de Veronica Mars, de Rob Thomas y Jennifer Graham. En primer lugar, yo me miro los catálogos de derechos de los agentes (o ellos me mandan la propuesta), les pido el manuscrito y lo leo en mi eReader. Si me gusta, se lo cuento a Luis y Paula y nos reunimos para debatir sobre su posible publicación: ¿qué ventas intuimos, cómo lo moveríamos, qué anticipo y royalties estaríamos dispuestos a ofrecer como máximo, para qué territorios (España o derechos mundiales)? Si uno de los tres no está de acuerdo en publicarlo, no lo contratamos. Cuando nos interesa, Luis hace un cálculo en base a un presupuesto y paso oferta (por este libro pasé oferta al día siguiente de recibirlo). Negociamos y, una vez contratado, encargo la traducción y la cubierta (en este caso, hablé con los de Random y Alloy Entertainment para comprar tanto su diseño como la foto de Kristen Bell). Cuando nos llega, Paula se corrige la primera versión, se la mandamos al traductor (que en este caso son dos) para que nos dé el visto bueno y Ángel comienza a maquetar el texto y la cubierta. Después, Luis se lee unas galeradas, yo otras y Luis revisa la maqueta. Si es necesario, a veces encargamos una corrección ortotipográfica externa.

Entretanto lo presentamos a los comerciales de nuestra distribuidora y preparamos el material promocional. Por último, lo mandamos a la imprenta e iniciamos la labor comercial: Lorenzo se encarga de la prensa (que en los libros juveniles es muy escasa) y Paula, de los blogs (que en los libros juveniles son esenciales, ya que pueden lograr un efecto de boca a boca).

Como es lógico, este proceso varía mucho en función del título y de la colección.

L.ECI: Nocturna publica fundamentalmente libros escritos en lenguas extranjeras. ¿Cómo supervisas la calidad de las traducciones? ¿Qué ocurre cuando es un idioma que desconoces? Me refiero a la literatura alemana (Daniel Kehlmann), polaca (Hanna Krall), rumana (Marius Daniel Popescu), danesa (Jens Smærup Sørensen) o japonesa (Kazumi Yumoto), por ejemplo.

I.C.S.: Generalmente revisamos las correcciones leyendo el libro traducido a otros idiomas, como inglés o francés, por si nos surge alguna duda. A veces consultamos nosotros a los autores a propósito de detalles de la trama (esto lo hicimos con Jens Smærup Sørensen, que incluso nos preparó un mapa del territorio donde transcurría su novela Días señalados) o son los propios traductores quienes les escriben para aclarar dudas lingüísticas, como en el caso de Seraphina, de Rachel Hartman. Sea como sea, tenemos la suerte de trabajar con muy buenos traductores, de modo que no tenemos motivos para desconfiar. Y si aplicamos la política de autor, pero no podemos leer la obra original, nos fiamos de su traductor. Así hemos contratado ahora otra novela de Kazumi Yumoto: yo había leído otras dos en inglés y mi madre una en francés, pero al final nos hemos decantado por la que sólo estaba en japonés para publicarla en 2016.

L.ECI: ¿Están los editores vocacionales en vías de extinción o tienen cuerda para rato? ¿Es Nocturna una editorial vocacional?

I.C.S.: A mí me cuesta imaginarme a un editor no vocacional porque, básicamente, el mundo de los libros no reporta grandes beneficios en comparación con otros sectores y tiene que apasionarte este trabajo para estar dispuesto a embarcarte en todo lo que conlleva (por ejemplo, desde que empezamos yo no recuerdo ni un solo día en el que no haya hecho algo relacionado con Nocturna, tanto en fines de semana como en vacaciones). Por consiguiente, sí, nosotros somos vocacionales.

No obstante, es verdad que en los grandes grupos estadounidenses ya se está dando el caso de sellos donde se le otorga más valor al responsable de marketing que al propio editor. Yo no soy alarmista, pero sé que Schiffrin tenía razón cuando escribió sobre los gerentes de la edición. Al proponerte un manuscrito, esos gerentes te hablan más de la suma que han pagado por él que del propio texto.

L.ECI: ¿También lees libros de la "competencia"? ¿Qué editoriales sigues y cuáles te parecen las mejores editoriales españolas o extranjeras? ¿Recomiendas seguir alguna aparte, claro, de la tuya?

I.C.S.: Bueno, para mí las otras editoriales nunca son la competencia porque el libro es, per se, un objeto único; no puede competir con otro, ya que, aunque temáticamente sean semejantes, nunca son iguales y en su venta influyen muchos factores.

Mis editoriales españolas favoritas son Alianza (creo que podría vivir sólo con su colección de bolsillo, igual que con Penguin), Salamandra, Anagrama, Valdemar, Alba, Libros del Asteroide, Nevsky Prospects, Nórdica, Cátedra… Ahora estoy también siguiendo a la editorial d'Época, que se especializa en el siglo XIX y tiene títulos (y ediciones) muy recomendables.

L.ECI: ¿Tienes alguna lectura predilecta que no tenga alto caché literario, de esas que uno se avergüenza ante editores y lectores cultos?

I.C.S.: ¡Creo que no! Y suena muy esnob, pero es que ya me toca leer mucha morralla por trabajo y, cuando puedo desconectar, procuro aprovechar bien el tiempo. Mi vicio más “reprochable” son los videojuegos (así es, ¡nada te desestresa más después de un editing!).

L.ECI: Personalmente, tengo mucho interés en las obras de Julien Gracq (1910-2007) y Eduard von Keyserling (1855-1918). A mi juicio son genios literarios no lo suficientemente conocidos en España. ¿Vas a seguir editando libros de estos autores?

I.C.S.: De Gracq acabamos de contratar su novela póstuma Les Terres du couchant, que en Francia se publicó en 2014. Es una obra que estamos deseando editar; se sitúa en una época indeterminada, acaso la Edad Media aunque con una atmósfera que remite a la Ocupación nazi de Francia, y en la ciudad de un reino que está llegando a su fin. Gracq se recrea en plasmar los cambios de luz a medida que transcurren las horas en la ciudad, el clima expectante que mezcla los entretenimientos cotidianos con el temor a que todo acabe, los paisajes por los que transitan los personajes que quieren salvarla… Es curioso que hablemos de ambos, porque toda la producción literaria de Keyserling describe el final de un mundo. Y en cuanto a él, a priori no tenemos previsto publicar nada más. Hemos editado seis novelas: Princesas, Un ardiente verano, Otoño en Berlín, Los niños de los bellos días, Dumala y En un rincón tranquilo. No somos el único sello que lo publica y me parece que, entre unos y otros, ya hemos sacado lo más representativo, así que de momento preferimos centrarnos en otros autores (sobre todo teniendo en cuenta que nuestra media de lanzamientos anuales no suele superar los 12-14 libros).

Tanto Gracq como Keyserling son autores maravillosos que, lamentablemente, venden muy poco, pero siempre merece la pena editarlos, aunque sólo sea por lo mucho que disfrutas tratando sus obras.

L.ECI: ¿Cuál crees que es el mejor libro que has editado y por qué? O los tres que más te gustan.

I.C.S.: Mi problema es que soy incapaz de decir un libro favorito porque siempre me entusiasmo más por los que aún no hemos editado. Podría decirse que los que más me gustan son los que estamos contratando ahora, porque me imagino todo lo que podremos hacer con ellos; pero también los que estamos a punto de publicar, porque veo lo que ya estamos haciendo.

L.ECI: ¿Quiénes son tus autores de cabecera, aquellos que relees con frecuencia? (Sin contar aquí los de tu editorial).

I.C.S.: Carroll, Dickens, Maupassant, Austen, Victor Hugo, Zola, Conan Doyle, Stevenson, Melville, Verne, Flaubert, Mervyn Peake, Virginia Woolf, Tennessee Williams, Mishima… Y entre los españoles actuales: Ana María Matute y Rafael Chirbes.

L.ECI: Por último, Irina, ¿podrías adelantarnos vuestras novedades editoriales para lo que resta de año?

I.C.S.: En la colección juvenil Literatura Mágica tenemos Sueños de piedra (Iria G. Parente y Selene M. Pascual), una novela fantástica que da una vuelta de tuerca a los cuentos de hadas con la dosis perfecta de humor y drama. Una de las cosas que me encantan de estas dos autoras es su capacidad para escribir diálogos ágiles, sorprender y crear a personajes muy vivos, de esos que siguen acompañando al lector una vez concluido el libro.

También vamos a publicar la primera de las dos novelas de Veronica Mars (Rob Thomas y Jennifer Graham), escritas por el creador de la serie televisiva de misterio. El personaje de Veronica es muy agudo, con un ingenio que sedujo hasta a Stephen King, cosa que en el libro se plasma a la perfección (y afortunadamente es posible leerlo sin haber visto la serie, lo que hizo en que Estados Unidos nada más publicarse se convirtiera en un best seller).

Y para terminar con los juveniles: Cartas de amor a los muertos (Ava Dellaira), una novela de corte realista en la que una adolescente cuya hermana acaba de fallecer empieza a escribir un diario en forma de cartas a Kurt Cobain porque, al igual que su hermana, murió muy joven. A medida que la lista de destinatarios se amplía (Judy Garland, Heath Ledger, Amy Winehouse, Jim Morrison…), el lector va descubriendo no sólo a la protagonista, sino también a su hermana y lo que ocurrió antes de que se suicidara. Sus derechos se han vendido a una veintena de idiomas y los productores de Bajo la misma estrella y El corredor del laberinto están preparando su adaptación cinematográfica.

En Noches Blancas tenemos la novela Los jugadores (Carlos Fortea), que se ambienta en el París de 1919 a propósito de la Conferencia de Paz. Además de estar magníficamente escrita y de contar con una galería de personajes de lo más variopintos, la trama incluye elementos de misterio a raíz de unos crímenes y plantea cuestiones como la identidad europea y los conflictos que pueden suscitarse cuando tantos países se reúnen para tratar intereses muy distintos.

Por último, Un paisaje de cenizas (Élisabeth Gille) es una novela de la hija de Irène Némirovsky en la que se narran algunos de los hechos relatados en el prólogo de Suite francesa y que versa sobre una cuestión muy poco tratada en la literatura de la Shoah: los niños que perdieron a sus padres en los campos y nunca superaron la rabia y la culpa del superviviente, niños que vieron todo su futuro convertido en cenizas. Es una novela espléndida muy alabada por escritores como Elie Wiesel y que estuvo a punto de ganar el Goncourt (pero la descartaron debido al fallecimiento de la autora, ya que no se concede póstumamente).

Muchas gracias Irina y mucha suerte en el futuro con vuestra editorial.

¡Muchas gracias a vosotros!

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